Tendencias y prácticas que determinan el futuro de la gestión de la calidad en la asistencia sanitaria

En los últimos años, el sector sanitario ha experimentado un cambio de paradigma, y las organizaciones han reconocido que la clave del éxito de la asistencia sanitaria no consiste sólo en tratar enfermedades, sino en mejorar la experiencia general del paciente y su salud a largo plazo.

La gestión de la calidad es una de las piedras angulares de esta transformación, que impulsa a las organizaciones sanitarias a prestar una atención basada en el valor que sitúa al paciente en primer plano, con especial atención a la mejora de la seguridad del paciente y los resultados clínicos.

Hoy en día, con la evolución de las expectativas de los pacientes y las crecientes exigencias del sistema sanitario, es imperativo que las organizaciones adopten los nuevos avances tecnológicos y un enfoque previsor de la gestión de la calidad para mantenerse a la vanguardia y lograr la excelencia en los resultados de los pacientes y la eficiencia operativa.

Así pues, de cara al futuro, este blog describe algunas prácticas y tendencias emergentes en la gestión de la calidad en la atención sanitaria que las organizaciones deben adoptar para fomentar una cultura de mejora continua de la calidad y mejorar la atención al paciente.

1. Análisis avanzado de datos

Incluso hoy en día, muchas organizaciones sanitarias utilizan predominantemente sistemas basados en papel para realizar auditorías, evaluar el cumplimiento, contener políticas y procedimientos y notificar incidentes. Los datos relacionados con los indicadores de calidad y las medidas de rendimiento se extraen manualmente de los documentos físicos y se introducen en una hoja de cálculo, donde se analizan periódicamente para evaluar el rendimiento de la organización.

Este proceso es insostenible, extremadamente laborioso, lento y propenso a errores. Sin embargo, las organizaciones sanitarias están abandonando poco a poco los informes en papel en favor de sistemas digitales de gestión de la calidad que permiten recopilar y analizar grandes cantidades de datos de pacientes. Además, se están aprovechando herramientas como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para obtener información basada en datos que permita identificar áreas de mejora y aplicar las mejores prácticas basadas en pruebas.

La analítica avanzada de datos desempeñará un papel importante en el futuro de la gestión de la calidad sanitaria, principalmente de las siguientes maneras:

  • Análisis descriptivo: Hoy en día, los sistemas digitales de gestión de la calidad pueden utilizar análisis descriptivos para evaluar grandes conjuntos de datos históricos e identificar patrones y tendencias a lo largo del tiempo, algo que no era posible en el pasado. Esta información puede contribuir a la detección precoz de posibles problemas, la asignación de recursos y la gestión de riesgos.

  • Análisis de diagnóstico: Se trata de un análisis en profundidad de los datos para determinar por qué ha ocurrido algo y comprender las relaciones causa-efecto. Por ejemplo, por qué algunos pacientes contrajeron una infección durante su estancia en el hospital y por qué algunos departamentos tienen una puntuación más alta de satisfacción del paciente y otros no. De nuevo, esto es increíblemente valioso para la calidad y la gestión de riesgos.

  • Análisis predictivo: Arraigada en las técnicas de IA y ML, la analítica predictiva utiliza datos históricos y actuales para predecir resultados futuros. Por ejemplo, puede anticipar reingresos de pacientes, brotes de infección o incluso qué medicamentos pueden causar una reacción alérgica a qué paciente. Esto es fundamental para la atención preventiva y, a su vez, mejora la calidad general de la asistencia.

  • Análisis prescriptivo: Este análisis, en el que intervienen complejos algoritmos y la teoría de la decisión, se centra en el mejor curso de acción para alcanzar un objetivo específico o eliminar un problema potencial. Se aplica a la planificación de la mejora de la calidad y la asignación de recursos.

Los informes en tiempo real y los análisis avanzados están ganando terreno poco a poco, y las organizaciones sanitarias pueden utilizarlos para supervisar continuamente su rendimiento, aplicar medidas preventivas y tomar decisiones informadas y basadas en pruebas para mejorar los resultados clínicos y la seguridad de los pacientes.

2. Énfasis en la atención centrada en el paciente

En los últimos años, el concepto de asistencia sanitaria centrada en el paciente ha cobrado un gran impulso en el sector sanitario. En pocas palabras, significa situar al paciente en el centro, adaptando toda la experiencia asistencial a sus necesidades, preferencias y valores.

Así pues, una tendencia emergente en la gestión de la calidad de la asistencia sanitaria es el cambio de un enfoque centrado en el proveedor a un modelo más colaborativo en el que se da a los pacientes el espacio y la libertad necesarios para participar activamente en sus decisiones asistenciales. Esto implica:

  • Proporcionar una atención integral que vaya más allá del tratamiento de una enfermedad física, centrándose en todos los aspectos del bienestar del paciente, incluidas sus necesidades sociales, emocionales y psicológicas.

  • Crear un espacio seguro para que los pacientes planteen abiertamente sus preguntas y compartan sus preocupaciones, preferencias, creencias culturales y valores.

  • Dedicar tiempo a informar a los pacientes sobre su enfermedad y las opciones de tratamiento para que puedan tomar decisiones con conocimiento de causa.

  • Busque la opinión abierta y sincera de los pacientes y utilícela para perfeccionar los procesos, mejorar la calidad de la atención y mejorar la experiencia general del paciente.

  • Garantizar el acceso oportuno de los pacientes a los servicios sanitarios, coordinados sin fisuras entre los distintos centros y proveedores sanitarios.

Aunque un SGC digital proporciona los medios tecnológicos para facilitar una atención centrada en el paciente, la eficacia de la educación del paciente depende en gran medida de los procesos internos de la organización y de su enfoque de la prestación de una asistencia sanitaria integral.

3. Mejora continua de la calidad (MCC)

Los sistemas digitales de gestión de la calidad y el seguimiento en tiempo real de los datos de calidad han hecho que cada vez más organizaciones sanitarias apliquen el enfoque de la Mejora Continua de la Calidad (MCC) para aumentar la calidad asistencial y mejorar los resultados de los pacientes.

Así pues, otra tendencia emergente en la gestión de la calidad asistencial es el uso de la MCC para promover la toma de decisiones basada en datos, el trabajo en equipos interdisciplinarios, la capacitación de los pacientes y una cultura de aprendizaje a partir de los datos.

La MCC suele constar de cuatro pasos principales:

(i) Identificar áreas de mejora mediante la recopilación y el análisis de los resultados de los pacientes, los datos sobre incidentes, la retroalimentación y el cumplimiento.

(ii) Establecer objetivos SMART, es decir, objetivos que sean específicos, mensurables, alcanzables, pertinentes y de duración determinada para orientar los esfuerzos de mejora.

(iii) Desarrollar y aplicar procesos, políticas y procedimientos basados en pruebas para ayudar a cumplir los objetivos fijados anteriormente y repercutir positivamente en las áreas identificadas.

(iv) Analizar y medir los resultados de los cambios aplicados y evaluar su éxito. Mientras que las mejoras que han tenido éxito se integran en las prácticas cotidianas, las que no lo han tenido se revisan o sustituyen.

Este ciclo puede repetirse con frecuencia para promover la mejora continua de la calidad y marcar una diferencia significativa en la prestación de asistencia sanitaria.

4. Sistemas integrados e interoperables

Una de las principales deficiencias de los sistemas de gestión de la calidad basados en papel y heredados eran los silos de datos. En el pasado, casi todos los departamentos de una organización sanitaria tenían su propio proceso de gestión de la calidad, y estos sistemas no se comunicaban entre sí. El resultado eran grandes cantidades de datos fragmentados que no podían interpretarse con eficacia.

Sin embargo, hoy en día, las organizaciones reconocen la necesidad de alejarse de los sistemas heredados y los silos de datos mediante la implantación de sistemas digitales de gestión de la calidad de vanguardia que puedan intercambiar e interpretar electrónicamente los datos no sólo entre los departamentos de una organización, sino también entre distintas instituciones.

Este nivel de integración e interoperabilidad proporciona a los profesionales sanitarios una visión completa de los datos de calidad, lo que a su vez les permite tomar decisiones basadas en pruebas que mejoran los resultados de los pacientes.

5. Mejora del cumplimiento de la normativa

Aunque el cumplimiento de la normativa siempre ha sido un pilar fundamental de la gestión de la calidad de la asistencia sanitaria, los rápidos cambios del panorama asistencial y la evolución de las expectativas de los pacientes le han dado una importancia renovada. Las organizaciones sanitarias empiezan a considerar el cumplimiento de la normativa como algo más que una obligación legal: es parte integrante de la prestación de una asistencia segura y de alta calidad.

Hoy en día, los organismos reguladores de la sanidad animan a las organizaciones no sólo a recopilar y notificar datos de calidad, sino a realmente aprender de ellos. Mediante el análisis de los datos enviados a las autoridades reguladoras, las organizaciones pueden identificar patrones, tendencias y oportunidades de mejora de la calidad.

A medida que el sector sanitario siga evolucionando, adoptar las prácticas mencionadas y las nuevas tendencias en gestión de la calidad será crucial para que las organizaciones sanitarias logren la excelencia en la atención al paciente, mejoren los resultados y se adapten a un panorama asistencial en constante cambio.

En última instancia, al situar al paciente en primer plano y aprovechar la tecnología y los datos en tiempo real, las organizaciones sanitarias pueden crear una cultura de mejora continua de la calidad que beneficie tanto a los pacientes como a los proveedores.